Música

domingo, 18 de octubre de 2009

Semanario Galway 4: Semana de la salud mental


Esta semana se desarrollo en mi universidad la MHW, también conocida como, la Mental Health Week o Semana de la Salud Mental de NUI Galway.
Es curioso que se celebre una especie de evento como este y que desde lunes hasta el viernes se organicen actividades destinadas a preservar nuestro equilibrio psicológico.

Me encontraba sentado en el Larmor Theatre (osease, un aula magna con nombre propio, para todos aquellos que nunca hayáis salido de vuestra casa, ¡que todo hay que explicarlo!) intentando captar lo que la profesora de Comercial Law I soltaba en su cerrado inglés de Galway, cuando decide hacer un pequeño descanso a mitad de explicación para informarnos sobre la temática psiquiátrica de la semana.
Numerosas eran las actividades que se llevarían a cabo. Desde charlas, coloquios u obras de teatro, hasta fiestas con descuentos en cerveza Bavaria o quedadas con pizza gratis incluida. Pero en ese mismo instante y antes de retomar el hilo de su explicación, la profesora decidió dar paso a un par de videos que previamente había estado buscando en youtube:

-Vídeo núm. : Animadoras bailando en un gimnasio al son de “I´m working on sunshine”.

-Vídeo núm. 2: Animadores bailando en un escenario al ritmo de “I´m working on sunshine.
(Supuse que era algo para encontrar las diferencias)
Después de visionar aquello, todos nos miramos con cara extrañada, a lo que la mujer contesto que no era nada más que un “brake” para hacernos sentir mejor, que para eso estamos en la Semana de los “taraos”.
Vale. De acuerdo. Reconozco que aquello me puso de buen humor, más por lo cómico de la situación que por lo simpático del vídeo pero, nadie puede negarme que no es cuanto menos, extraño.
Estoy tan acostumbrado a que las clases de derecho se limiten solo a eso, que cuando de repente cambian el “interesante estudio de la venta de bienes” por los videos de baile que la MTV cuelga en Internet, pues que me asombro, fíjate tú.

Cambiando de tema para llegar al mismo punto, quería destacar el gusto en el vestir que tiene un alto porcentaje de la población aquí.
Parafraseando a cualquier vecina al azar diría: “Mira que yo no soy de criticar pero…”.
Pues si, yo no soy muy de criticar pero no soporto la facilidad y/o valentía que tienen muchos y muchas irlandeses para mezclar el chándal con los zapatos, el naranja chillón con el negro y el verderrematadoconaccesoriosplateados, el maquillaje con el “gotelé” o el chubasquero del Arsenal (véase también con los de cualquier equipo de rugby) con pantalones de pinzas.
No paro de pensar en el trozo de papel que encontré la semana pasada enganchado al arbusto y no puedo más que analizarlo junto con toda esta serie de “catastróficas desdichas”.
-La gente aquí esta fatal-, es uno de los pensamientos que sin pasar por el filtro de la moral aparece primero en mi mente pero, si me pongo a organizar la información e intento llegar a algún punto coherente, no hago más que acercarme a un límite que no conozco y que ni siquiera pienso rozar.
Prefiero que cada uno siga su rumbo y dejar las cosas en su sitio, que no quiero acabar necesitando una semana de salud mental.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Semanario Galway 3: Mimetismo animal


Pasaba las horas conversando con Gilderoy.
-Qué cortos son los días del otoño irlandés.
- Más lo serán en invierno. Me advirtió mi consejero.
Es muy probable que consiga acostumbrarme a ellos pero me angustia pensar que este maldito horario termine por domar mi carácter.
- Lo bueno de este clima es que te hace saborear mejor el té.
- Tienes razón mí querido Gilderoy, aunque presiento que el gusto cambia porque sabes donde te encuentras, no porque en realidad sea cierto.
- No desperdicie la felicidad de las pequeñas cosas mi querido amigo, puesto que es lo único que nos queda. Si dejamos escapar las alegrías cotidianas, ¿qué nos aguardará más?
- Esta claro que este país no esta hecho para mí.
- Esta claro que este país no está hecho para los inconformistas. Añadió Gilderoy.

Asombrado me hallo con el descubrimiento de esta pequeña lectura.
Resulta que en uno de mis paseos matutinos, mientras descubría de nuevo el maravilloso paisaje que se encuentra justo detrás de mi residencia (miren la foto), poso la vista en un arbusto y encuentro enganchado este texto.
El texto estaba en castellano y algunas de las palabras finales habían desaparecido como consecuencia del mal tiempo pero, el amarillento papel que tuve la oportunidad de descubrir, dejóme maravillado, cuanto menos.
Por si no lo saben, estoy en Galway, ciudad donde las haya (¿y dónde las hay? Se preguntarán ustedes) y, en mis años de vida que pasan de sobra la veintena, nunca había leído un pasaje que se encontrara enganchado a un arbusto, en un castellano tan bien cuidado.
Qué extraño, insólito documento, no puedo parar de pensar en su dueño o creador (ya que he omitido anteriormente que el papel estaba escrito a mano, con una depuradísima técnica caligráfica). Leo y releo el papel en casa, y cuando tengo tiempo, imagino historias a partir de sus personajes.
Quienes serán, por qué el dichoso texto está escrito en castellano estando donde estaba, cuál es la razón de su añeja forma de hablar si el papel, aunque amarillento, no tiene pinta de estar escrito hace más de 10 años, qué alguien me explique la razón de su esmerada escritura, algo así como con letra de cuadernillo rubio de colegio privado.

Todo esto me preguntaba yo, tal como está escrito, sin signos de interrogación ni nada, porque cuando uno piensa, no necesita signos para entonar sus pensamientos y, por más que le daba vueltas al asunto, no conseguía llegar a ninguna conclusión.
Por tanto, llegados al punto en que mis elucubraciones no paraban de toparse una y otra vez, decidí dejar de lado por un tiempo el asunto, y volver de nuevo la vista hacia el horizonte porque, dice el dicho que el que no piensa es más feliz, así que, al carro del No Esfuerzo, ¡me apunto el primero!

Después de esto, que acaeció hará exactamente varios días, apenas he tenido tiempo para seguir analizando minuciosamente el contenido de este continente llamado Irlanda, pero he llegado a una conclusión y es que si algo me gusta de verdad, es el fútbol.
El fútbol es la mejor manera que tiene un español con poca idea del inglés para entablar conversación con un irlandés universitario de primer año y encima, caer bien. Todos conocen al “Barzlonae” y al “Sivile” (Sevilla) o al Medride y todos se emocionan al hablar de nuestra liga y de nuestros jugadores. Por eso, me dedico a dar consejos, o más bien me dediqué (ya que el irlandés que vivía en mi piso termino por marcharse, thank god!) durante varias jornadas acerca de las apuestas que llevar a cabo en los “Bookmakers”. Tiene gracia, esto es lo que yo llamo mimetismo animal.

Camaleones del mundo, ¡uníos!