Música

martes, 25 de noviembre de 2008

La ciudad marrón


Las calles se suceden una tras otra. No es él quien se mueve sino que es la ciudad la que dirige sus pasos.
Descubre una nueva cafetería que le servirá de lugar de descanso en numerosas ocasiones. De hecho, podría acabar formando parte del mobiliario si se lo propusiera.
Las tardes de frío son más reconfortantes con un café entre las manos y, la monotonía llega a ser tan común en su día a día que, termina por convertirse en algo que está ahí pero que ya apenas reconoce.
Un día de tantos, cambia su café solo por otro, esta vez acompañado por una parroquiana del mismo local con la que apenas había cruzado palabra. La conversación que resultó fruto de aquellas tazas calientes con sus respectivas cucharillas fue, cuanto menos, interesante.
% es un tipo peculiar. Vende aire en un mercado de la ciudad y por las tardes roza sus labios con la porcelana, dejando descender el café por su garganta, algo que se ha convertido en una actividad usual.
Por otra parte y sentada frente a %, se encuentra &, de la que solo conoce que prefiere el Martini a otras bebidas con alcohol y que, al igual que %, visita muy a menudo las mesas de la cafetería.

Si buscan en este texto un cambio argumental propio de una historia que merezca la pena ser contada, la solución es tan simple como cambiar % y & por su nombre y el de otra persona a elegir.
Si por lo contrario, carecen de imaginación o de ganas para cambiar el rumbo del relato, les diré que es una opción poco arriesgada y muy propia de la mayoría, no por ello menos correcta.

Destaquemos un instante de la conversación que mantuvieron % y &:

%: -Esta ciudad merece la pena. En ella he vivido mis mejores momentos-.
&: - A mi termina por cansarme el hecho de vivir siempre en el mismo sitio. Esta ciudad es marrón-.
%: -¿Marrón? Que curioso. Una buena manera de describir un lugar-.

Y es que a veces, las conversaciones que suponen un alto en la monotonía, suceden en las cafeterías.
Las personas como % y & encuentran interesante las opiniones opuestas y los lectores que se adentran en la vida de un personaje de cuento, pasan por alto el por qué de estas palabras. De hecho, encuentran este guión como una perdida de tiempo. Una farsa.

¿Será cierto que esta ciudad es marrón?
% se despide de & y ambos sonríen. Volverán a verse y a descubrir que un color es capaz de expresar diferentes sensaciones.
% enfila la calle principal con dirección a su apartamento y, pese a que ama la ciudad y sobre todo la calle por la que está pasando, el frío que recubre la escena, hace de la ciudad amada algo marrón y menos apacible.

Las calles se suceden una tras otra. No es él quien se mueve sino la ciudad la que dirige sus pasos.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Modus operandi: cruel sinceridad



Aula 003.
Hora: una de tantas, pero en punto.
Encontronazo al acabar la clase.
Modus operandi: cruel sinceridad.

Una. –Me gustas desde el primer día que te vi en clase-.
Otro. – Tú siempre me has parecido guapa-.
U.- Me casaría contigo solo con que me lo propusieras-.
O.- Mis deseos hacia ti siempre han sido puramente carnales-.
U.- Perdona. ¿Tienes hora?
O.- No, solo prisa-.
U.- Me alegro de que hallamos hablado-.
O.-Yo también. Ahora que se lo que piensas, te llamaré en algún momento de calentón-.
U.- Me pareces un sucio cerdo aprovechado pero, debido a mi estado de embriaguez amorosa no seré capaz de negarme a tus proposiciones-.
O.- Bueno, hasta luego-.
U. –Adiós-.

Una se dirige hacia la puerta donde ha quedado con Azul, el chico al que utiliza para desahogarse. Azul la espera con una sonrisa que denota lo que denota. Esta vez es él, el que podría sentirse utilizado pero, debido a su estado de embriaguez amorosa, no es capaz de negar las proposiciones de Una.

Otro baja al patio de la facultad y fuma un cigarro. El tiempo dura lo que dura la ceniza en desprenderse del cilindro humeante. No asimila lo que acaba de suceder en la puerta del aula 003. Se cree la hostia.

En la calle oscurece. El cielo acusa tormenta. Una buena manera de acusar.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Lunes


En frente de la pantalla de mi ordenador se encuentra un mundo lleno de posibilidades. Tengo, entre otras, la posibilidad de ir a clase y cumplir con mis obligaciones pero, no es un buen momento para ponderar opciones.
En el reproductor de música se encuentra una trompeta de lo más absorbente. Cuando Miles la toca en una tarde tan aciaga como la de hoy, es difícil proponerse otras actividades.
Miro el reloj y las manecillas se mueven tan despacio que el cansancio se apodera de mis movimientos.
¿Soy yo o es el mundo que hoy se ha propuesto girar en dirección contraria? ¡Mierda! Voy a hacer algo con mi vida. Todo está plagado de corrientes situaciones así que, hoy haré lo posible por que no lo sean tanto.
Comienzo por mandar e-mails a todas las chicas que me produzcan cierta curiosidad, invitándolas a pasar una noche agradable a base de follar y más follar.
Acto seguido, enchufo mi ordenador a los altavoces del salón y abro las ventanas. ¡Que todo el mundo se entere de quién es el jodido Miles Davis!
Me ducho con la ventana abierta y grito al mundo que no podrán nunca con los aburridos, que algún día venceremos. Me afeito y riego mis dilatados poros con colonia, sintiéndome así mucho más vivo.
Salgo a la terraza, desnudo. En la calle la temperatura es parecida a la de una cámara frigorífica pero, yo estoy tan eufórico que ni siquiera me doy cuenta. Grito.
Me pongo mis mejores galas y veo que ninguna de las elegidas responde a mi propuesta. ¿Será que no querrán copular? ¿O tal vez es que he sido demasiado obsceno?
De repente llaman al teléfono. Contesto y es una robótica teleoperadora que quiere informarme sobre las nuevas ofertas de su compañía telefónica. ¡Váyase a tomar por culo! ¡Me entiende C3PO! ¡A TOMAR POR CULO!
Estrello el teléfono contra la puerta y este responde con un CLONK, muy propio de su naturaleza inerte.
Me doy cuenta de que realmente se me ha ido la cabeza desde hace un buen rato y corro hacia el ordenador para apagar la música.
Me siento en el sofá y respiro profundamente. Enciendo un cigarro y me doy cuenta de que hay un mensaje en la bandeja de entrada.
Dice algo así como: Nos vemos en una hora, en tu casa.
La locura transitoria ha tenido un efecto positivo. Por lo menos, esta noche no dormiré solo.

Es lunes y, como todos los lunes, sigo sentado frente a la pantalla de mi ordenador. De vez en cuando alzo la vista y observo que el mundo me ofrece unas posibilidades que no son para nada suculentas, pero, como no me queda otra, bajo la pantalla y miro mi reloj de nuevo. Es hora de ir a clase. Dejaré de lado por unas horas mis lunáticas historias para aceptar las desangeladas proposiciones que hoy me propone el mundo.
Mañana será otro día…no se si mejor o peor, pero seguro que será martes.

martes, 11 de noviembre de 2008

La pregunta indiscreta


El batería de un grupo universitario cualquiera espera a que acaben las clases y poder acudir a su ensayo semanal.
Sale de la facultad y está lloviendo. Enfila el camino al local de ensayo y tras secarse el pelo con las manos entra en el habitáculo plagado de altavoces, coge su butaca y se sienta.
Da tres golpes al aire con sus baquetas y acto seguido comienza la danza de guitarras, bajos bombos y platillos.
A pesar del visible disfrute general, él se siente violento. Los platos suenan a lata, los bombos están desafinados y el pedal del charles ha decidido funcionar a trompicones.
Lo que comenzó siendo una buena idea para pasar la tarde, se ha convertido en un fiasco debido al sonido de su batería. La inseguridad que le transmite esta descoordinación tanto de su instrumento como de su propias extremidades, hace que la batería se convierta en una especie de ‘Simón, simón’ (el juego de las luces, vamos) incapaz de controlar.

La chica que discute con su conciencia sobre lo que hacer con su vida, estuvo segura años atrás de cual sería su futuro. Hoy no es un buen día. Se siente preocupada por algún motivo que desconoce y, mientras toma un café en un pequeño bar del centro, retoca su flequillo una y otra vez y no para de morderse las uñas. Agobiada por alguna extraña razón, decide salir de allí y dar una vuelta.

El batería de un grupo universitario cualquiera ha decidido que no valía la pena seguir aporreando aquel montón de latas y, tras mirar a ambos lados de la calle, cruza un paso de peatones y dirige sus pasos hacía ninguna parte.

En una calle cercana a la plaza principal, la chica y el batería se encuentran mirando el mismo escaparate de libros.
Hace tiempo que no se veían y en sus miradas se refleja una actitud de lo más nostálgica.
Las apartan rápidamente y siguen sus ilógicas trayectorias.

Ahora es ella quien nota descoordinar sus extremidades y el quién se muerde las uñas. Tal vez tuvieran algo de lo que preguntarse. O tal vez no?

jueves, 6 de noviembre de 2008

Un peculiar encuentro


El sujeto A es un tipo tímido e inseguro. Anda vacilante por la calle, incómodo por la posibilidad de pisar una mierda de perro, encontrarse con un pobre que le suplique limosna o tener que indicar la dirección de un hotel al primer turista que le pregunte.

La sujeto B carece de vergüenza. Cruza la calle con el semáforo en rojo y se encara con el conductor al que le ha hecho frenar de forma brusca. Fuma nerviosa un cigarro mientras piensa en la cantidad de trabajo que la queda por hacer y en que espera acabar la noche en la cama del primero que la invite a su apartamento.

De repente, la vida de A y B se entrecruza por un instante al chocarse en una esquina cercana a unos grandes almacenes. A, desconcertado pide perdón a B con la mirada fija en el suelo. B, indignada lo mira con desprecio y sigue su camino.

Horas más tarde cuando la jornada laboral de ambos ha llegado a su ocaso, se dirigen a una tienda de libros donde hojean aquí y allá novelas sin decantarse por ninguna en concreto.

Frente a la sección de novedades, se cruzan sus miradas por un instante. El sujeto A, desvía rápido sus ojos hacia una estantería cercana y la sujeto B, que no ha conseguido plan para la noche y necesita irremediablemente saciar su apetito sexual se acerca con decisión hacia este.

Roza su hombro contra el de A y este, al darse cuenta, se gira y sigue su búsqueda por la librería, pero esta vez agobiado por el nerviosismo que le supone la presencia de B.

Encuentra un libro en la sección de música acerca de la evolución del Rock en los últimos años y decide comprarlo.

B, que ha cambiado sus ganas de leer por las de follar, al ver que A se dirige al mostrador, sale a la calle y lo espera en la puerta.

-Perdona-le dice B a A,-¿tienes fuego?

-Eh…no, no fumo-.

-Da igual, ya lo he encontrado el mechero. Por cierto me llamo B, ¿te apetece tomar una copa?-

A, abrumado por la situación solo tartamudea lo que parece ser una contestación algo ambigua.

-¿Eso es que si o que no?- responde B.- Mira tío, tengo ganas de tomar una copa nada más, no le harás ese feo a esta probre chica, aunque solo sea por el encontronazo de esta mañana-.

Horas más tarde, ambos sujetos yacen en la cama de B, desnudos y sudorosos. Después del revolcón, A parece haber ganado confianza en si mismo y rodea con su brazo el torso de B. Esta, que ya ha conseguido su objetivo, le aparta la mano haciendo caer en picado su valentía.

-Bueno, será mejor que me vaya- dice A. B mientras tanto enciende un pitillo. –Si, será lo mejor-.

A se viste tembloroso, con la sensación de haberla cagado en algún momento de la noche y sale directo a la puerta. Cuando este se ha marchado, llaman al teléfono.

-¿Si?,- pregunta B. –Hola cariño. Pues nada, Salí del trabajo, compre un libro y digamos que ya lo he devorado-.