Música

lunes, 26 de mayo de 2008

La hora de los llantos y los quebrantos


El mundo real es muy propenso a hacerte perder los estribos, sobre todo si tu posición social es la de un mero estudiante que pese a llevar tres años en las aulas universitarias, sigue siendo esa, la de un lastre, un polizón, o como también se llama en términos económicos, un “viajero sin billete”.

Ese soy yo, un viajero que dedica la mayor parte de su tiempo a pensar en proyectos imposibles y que, al ver a un triunfador que no perdió las esperanzar pese a que el futuro lo desalentara por completo, alza la mirada seguro de si mismo y sigue su camino de teorías ganadoras, con la ingenuidad (y por eso acabo perdiendo los estribos) de pensar que todo es posible.

Que fácil es soñar, de hecho sale gratis y creo que es por eso es por lo que me dedico a ello, ya que no tengo dinero ni para plasmar mis ideas en un mísero cuaderno de papel. Bueno, a lo mejor para eso me llega el presupuesto, pero prefiero empaparme en las relaciones humanas, destinando mi capital a actividades relacionadas con el sector servicios, más en concreto con la hostelería, es decir, cañas, cafés y copas.

Ahora es el turno de la reflexión y el estudio, por eso mis entradas en el blog son cada vez más escasas. No queda tiempo ya para soñar, y menos para escribir, pero como dice el refrán, “después de la tormenta siempre llega la calma”, y cuando acaben los exámenes volveré a dedicar mis momentos de ocio a crear historias que solo leeré yo y la gente a la que obligue a ello y pensaré de nuevo en teorías ganadoras y repletas de esperanza en las que, quien sabe, tal vez encuentre un camino alternativo a seguir, y así hacer realidad mi proyecto de “nunca doblar la espalda”jej.

Un saludo y hasta pronto.

lunes, 12 de mayo de 2008

Venganza, ¿sola o con leche?


Acabo de entrar en el bar de la facultad, tengo prisa.

-Por favor, ¿me puede poner un café con leche?-

-Marchando campeón- (esa palabra me irrita)

Dos horas mas tarde, me sirven una especie de lava volcánica o líquido marrón en una taza que parece recién salida de la fragua de Vulcano.

Me quemo la lengua mientras cojo la taza con los dedos índice y anular de mi mano derecha, la cabeza hacia delante para acortar el espacio entre el café y mi boca.

Así es la vida, cuando tienes prisa, el mundo se pone en tu contra, y si no lo hace el mundo, lo hace el colectivo hostelero.

CAMBIEMOS LA HISTORIA, ES MI BLOG Y HAGO LO QUE QUIERO

Acabo de entrar en el bar de la facultad, tengo prisa.

-Por favor, ¿me puede poner un café con leche?-

-Marchando campeón- (esa palabra me irrita)

Dos horas mas tarde, me sirven una especie de lava volcánica o líquido marrón en una taza que parece recién salida de la fragua de Vulcano.

Una mezcla de ira y deseos de venganza por todos los cafés calientes de mi vida, me invade desde la punta de los pies hasta el último pelo de mi cabeza.

Cojo una silla de la promoción coca-cola que tengo a mi derecha y tras alzarla sobre mí, la lanzo directa al camarero que, aún siendo una persona inocente, merece un castigo ejemplar por la mala utilización del pitorro de calentar la leche.

Me dedico a soltar improperios contra aquel señor vestido con camisa blanca y pantalón negro. Creo que me oye a duras penas, su oído izquierdo sangra tras la contusión sufrida por mi acertado sillazo.

Tras mi intervención en la cafetería universitaria se hace el silencio.

Me repongo de mi ramalazo asesino y me doy cuenta de lo que he hecho, pero de repente, la multitud emplazada frente a la barra, hace un corro alrededor mío. Esto es el fin pienso, no debí matar al camarero, total solo era un café hirviendo, pero, antes de poder seguir arrepintiéndome de mi arrebato de locura, todos los presentes me cogen y me alzan cual paso de semana santa en mitad de Sevilla.

Uno de ellos me conoce y grita en voz alta: ¡¡¡Rodrigo, Rodrigo…!!! Los demás le siguen y corean mi nombre por toda la sala.

Están eufóricos, tanto como si yo les hubiera abierto los ojos, tanto como si les hubiera liberado de la represión nazi o fascista de la cual ellos solos no hubieran podido escapar, soy el tipo que acaba de matar al camarero.

En ese mismo instante, un catedrático que anda por allí, salta la barra a lo torero y empieza a poner cafés a diestro y siniestro. ¿Lo quieres del tiempo? ¿Está en su punto?

Una mezcla de alegría, y amabilidad invaden los corazones de todos los que, al igual que yo, desayunan fuera por falta de tiempo.

Se ha hecho justicia.

Moraleja: tomate la vida con sentido del humor, y si no puedes hacerlo, mata al camarero.

viernes, 2 de mayo de 2008

Actividades Extraescolares


Imagínate una playa desierta, no hay nadie (lógico) menos tú y otra persona que elijas. Es media tarde, la arena, tan fina que parece harina blanca, choca con el agua cristalina en un punto de la playa donde, el mar y la tierra, deciden separarse por una frontera informe que, dependiendo de la fuerza de las olas, cede terreno a unos o a otros.

Si, ahí estas tú, con una camisa blanca de lino y unos pantalones que le hacen juego, descalzo, para poder disfrutar del calor en tus pies que poco a poco irán pareciendo lo que son y no el contenido que se esconde tras unos calcetines blancos deportivos con dos raquetas entrelazadas.

En el horizonte, la nada, la nada y el Sol. El Sol enrojecido anuncia que la noche cálida, estará presente en breve.

-Bueno, se acabó el tiempo, abre los ojos y deja de pensar en pamplinas que la sesión ha terminado-.

-¡Qué cabrón!- pienso al salir de la clase de relajación. El monitorcillo ese, tan tranquilo y simpático que parece al empezar las sesiones, se transforma en un arrogante dictador, obsesionado por la pasta de sus alumnos y por despacharlos cuanto antes, así que, tras la bella imagen principal, solo queda ya en la superficie de mi cerebro la sincera despedida del “Dalai mequedocontupasta Lama”.

Mi cabreo con el profesor hijoputesco va “in crescendo”. Camino directo hacia mi piso y cada paso que doy, me hace sentir más gilipollas. ¿Cómo puedo dar dinero al capullo ese? ¿Pues no me dice que deje de pensar en pamplinas?, además, dice pamplinas, con toda su puta finura tibetana o de donde cojones la haya sacado.

Bien, pues yo, que acudí a clases de relajación con el objetivo de acabar con el stress que me ocasiona el trabajo, y para intentar sofocar de alguna manera mi mala hostia, decido dar media vuelta, más caliente que la fragua de cualquier divinidad clásica y volver al gimnasio-centro de meditación zen-monte de desapiadad y aclarar las cosas con buda.

-Toc,toc-. Me abre la puerta una chica (bastante potente) que tenía toda la pinta de relajar a mi “amigo” en horarios intespectivos y en lugares que desgraciadamente yo solamente utilizo para dormir desde hace algunos miles de años.

La aparto con la mano derecha y me dirijo hacia Felipe (ese es su nombre) para soltarle en su cara que no m….-hombre, ¿ocurre algo?-(paró en seco hasta mis propios pensamientos).

A los 5 minutos salí de aquel antro de “relajación a la inversa”, totalmente convencido de me equivoqué al pensar que Felipe era un mal tipo.

Maldita dialéctica sofista. No solamente me convenció de que mi enfado fue equivocado, sino que, antes de salir de su despacho le había pagado 3 meses de clases por anticipado.




El otro día ojeando un periódico me fije en una noticia que hablaba de un ladrón italiano que robaba en los supermercados hipnotizando a las cajeras.

Me pregunto si ese señor y el cabrón de Felipe tienen algo que ver.

Por cierto, ayer estuve en el dermatólogo. Me diagnósticos soriasis debido al stress.