Música

lunes, 12 de mayo de 2008

Venganza, ¿sola o con leche?


Acabo de entrar en el bar de la facultad, tengo prisa.

-Por favor, ¿me puede poner un café con leche?-

-Marchando campeón- (esa palabra me irrita)

Dos horas mas tarde, me sirven una especie de lava volcánica o líquido marrón en una taza que parece recién salida de la fragua de Vulcano.

Me quemo la lengua mientras cojo la taza con los dedos índice y anular de mi mano derecha, la cabeza hacia delante para acortar el espacio entre el café y mi boca.

Así es la vida, cuando tienes prisa, el mundo se pone en tu contra, y si no lo hace el mundo, lo hace el colectivo hostelero.

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Acabo de entrar en el bar de la facultad, tengo prisa.

-Por favor, ¿me puede poner un café con leche?-

-Marchando campeón- (esa palabra me irrita)

Dos horas mas tarde, me sirven una especie de lava volcánica o líquido marrón en una taza que parece recién salida de la fragua de Vulcano.

Una mezcla de ira y deseos de venganza por todos los cafés calientes de mi vida, me invade desde la punta de los pies hasta el último pelo de mi cabeza.

Cojo una silla de la promoción coca-cola que tengo a mi derecha y tras alzarla sobre mí, la lanzo directa al camarero que, aún siendo una persona inocente, merece un castigo ejemplar por la mala utilización del pitorro de calentar la leche.

Me dedico a soltar improperios contra aquel señor vestido con camisa blanca y pantalón negro. Creo que me oye a duras penas, su oído izquierdo sangra tras la contusión sufrida por mi acertado sillazo.

Tras mi intervención en la cafetería universitaria se hace el silencio.

Me repongo de mi ramalazo asesino y me doy cuenta de lo que he hecho, pero de repente, la multitud emplazada frente a la barra, hace un corro alrededor mío. Esto es el fin pienso, no debí matar al camarero, total solo era un café hirviendo, pero, antes de poder seguir arrepintiéndome de mi arrebato de locura, todos los presentes me cogen y me alzan cual paso de semana santa en mitad de Sevilla.

Uno de ellos me conoce y grita en voz alta: ¡¡¡Rodrigo, Rodrigo…!!! Los demás le siguen y corean mi nombre por toda la sala.

Están eufóricos, tanto como si yo les hubiera abierto los ojos, tanto como si les hubiera liberado de la represión nazi o fascista de la cual ellos solos no hubieran podido escapar, soy el tipo que acaba de matar al camarero.

En ese mismo instante, un catedrático que anda por allí, salta la barra a lo torero y empieza a poner cafés a diestro y siniestro. ¿Lo quieres del tiempo? ¿Está en su punto?

Una mezcla de alegría, y amabilidad invaden los corazones de todos los que, al igual que yo, desayunan fuera por falta de tiempo.

Se ha hecho justicia.

Moraleja: tomate la vida con sentido del humor, y si no puedes hacerlo, mata al camarero.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay Sinson se te va la perola ¿eh? jaja. A mi eso de los cafés me suele pasar en los aeropuertos, que digo bueno, todavía tengo tiempo de ir a la puerta de embarque, en 2minutos me tomo un cafe y me voy. Y siempre me ponen el café ARDIENDO y tengo que esperar media hora a que se me enfríe, evidentemente, me abraso la boca, las manos, no me tomo el café, pago 3 eurazos y encima casi pierdo el vuelo. A los camareros de los aeropuertos no les triraba yo una silla, ¡les tiraba una mesa!

sanosuke dijo...

ok, mañana mataré al camarero, o eso o al que se me ponga por delante
XD

CaLíoPe dijo...

si los camareros y los cowboys de media noche es lo que tienen, que le sacan a uno de quicio...

creo q el cowboy será tu próxima víctima... xD

CaLíoPe dijo...

va siendo hora d que actualices no crees caxo vago???

Anónimo dijo...

Genial!

Además, el alquitran de la cafetería no tiene medida... simplemente hagamos eso, carguémonos a los camareros... ya que parece que no se dan cuenta cuando nos vamos a otras cafeterías...