Música

martes, 16 de marzo de 2010

De la Cofradía del Puño Cerrado.


Todos los días encuentro dinero. Lo curioso de esto es que últimamente el valor de las monedas se acrecienta. A veces, aumenta tanto que mis pequeños descubrimientos se convierten en billetes.
Exceptuando mis grandes tesoros (el mayor fue cuando recogí veinte arrugados euros del asfalto), los demás son pequeños pero constantes, por lo que la conexión que imagino entre el euro y el menda, no es ni extraña ni misteriosa, sino más bien inexistente.
Sé que descubriendo el truco y dejándolo constar en este soporte virtual, corro el riesgo de crear competidores que se unan a mi particular “fiebre del níquel” pero, aún con eso, os revelaré el secreto de mi éxito: fijarse.
Fijarse, eso es todo. No existe ni magia ni magnetismo ni mucho menos un superpoder procedente de algún planeta desconocido, desgraciadamente. Si miras al suelo, descubrirás que el mundo se encuentra repleto de millones de céntimos. Ellos, carentes de valor individual, pueden tenerlo si al igual que la hormiga de la fábula, los recoges diariamente.
Digamos que el proceso es como el de la siembra, pero a la inversa. Imaginemos al típico agricultor que siembra a mano, puñados de insignificantes semillas y los esparce aleatoriamente por el campo (a lo canción de misa). Grabemos la imagen del tipo andando en línea recta mientras saca la mano del saco contenedor de las semillas para, acto seguido, esparcirlas por el abonado bancal. Bien, ya tenemos el video. Ahora rebobinen. Rebobinen a cámara lenta y la imagen que conseguirán, se asemejará a la que podréis experimentar si seguís mi consejo (con la sola excepción de que las monedas no saltarán a vuestra mano desde el suelo).
Cometí el error de dejar la frase coja. He de añadir algo más: la imagen que tendréis se asemejará a la que podréis experimentar si seguís mi consejo en Irlanda. Ahora si.
Tal vez en otros países de la CEE pase lo mismo (excluyo al resto porque será mas difícil encontrar céntimos de euro en Burundi, por ejemplo) pero yo solo he sido testigo de esta fructífero acontecimiento en Irlanda. Aquí todo es más caro y encima se permiten desterrar (o más bien enterrar) las pequeñas monedas. Derrochadores…

Un amigo me contó un chiste hace tiempo, que queda muy bien a colación del tema a tratar; dice así:

Un catalán se encuentra dos céntimos, se para y los mira con recelo. Su acompañante que presencia la expresión, se burla ante el inútil esfuerzo que pretende hacer el otro agachándose a por la monedita. En ese momento, el catalán saca de su bolsillo dos euros y los tira al suelo. Su compañero le replica lo absurdo de su comportamiento así que este le responde: Escolta tú, por dos céntimos no me agacho pero por dos euros y dos céntimos…

Con esto, declaro mi naturaleza hormiguera, catalana, rata o como queráis llamarla, pero también la asumo sin temor a remordimientos.
No seré yo aquel que deje pasar la oportunidad de acumular una fortuna con el paso de los años ni el que compre en Tesco (algo así como Carrefour) por tres euros, un paquete de cereales con valor de 2´99, no se si me entendéis. No seré yo el que enriquezca al ajeno a base de: “No no, quédate con la vuelta” o “ya ves tú, pa’ tres céntimos no me des nada”. No seré yo aquel que tire el bote de Nescafé, sino el que lo reutilice como hucha.
Pero reconozco que este arduo trabajo de chinos está terminando por cansarme y que, pese a que mi hacienda aumente diariamente, mi espalda termina por resentirse. Por eso, hago un llamamiento a todos los miembros de la Cofradía del Puño Cerrado (sobre todo si están en Irlanda), y los invito a que adopten esta tarea de recolección “centimil” dentro de su abanico de rácanas actividades para que, con su ayuda, alivien el peso del níquel en mis bolsillos y prevengan el futuro lumbago que me espera si sigo doblando el lomo en busca del céntimo abandonado.

2 comentarios:

alvaro dijo...

has llegado al límite. :P
no sólo te sientes orgulloso de ser más rata que suart little, si no que propones a la gente que se agarre los bolsillos hasta perder el riego sanguineo en sus manos. Y no sólo eso. Te aceptas como eres, más perro que REX (un policía diferente). Es más, nos enseñas cómo tu vil y escurridiza rata le gana la partida a REX ( que todo el mundo sabe que es un jefazo, que le quitaba los bocatas al policia gordo).
Pero en fin, que podríamos esperar de un tio que hace la pasta sin agua.
Por cierto,
me ha gustado esta entrada ;)

Golfoooo dijo...

majo pues no vengas a pucela que solo vas a recoger caras bordes las calles son las mas limpias y aburridas del pais no hay ni bladosas estropeadas para ver un tropezon...
AY seños llevame pronto