Música

viernes, 11 de junio de 2010

Aparición criminal


Este el castigo por toda mi palabrería.
Desde la muerte del rey del pop sólo se escuchaban alabanzas hacia el dios del guante de incrustaciones preciosas. Incluso los que desconocían de su existencia (que los había) y muchos de sus mayores detractores (carezco de estadísticas, pero me jugaría el cuello), se inscribieron en el censo de afectados por su muerte y engrosaron las infinitas filas de seguidores y fans que le guardaban luto.
Si, hablo de Michael Jackson, ahora que la moda ha cesado un poco en los medios, ahora que hemos compartido un pequeño momento de intimidad.

La otra noche, mientras escuchaba música en el cuarto, oscuro, esperando a que me venciera el sueño: ‘Esta no, aburrida, Sabina otra vez…, esta no, coñazo, demasiado heavy, no se me la letra…, bueno, la siguiente la dejo, sea cual sea.’ En esa tesitura me encontraba yo, no sabiendo que banda sonora escoger para que me meciera cual nana hasta el reino de los sueños, cuando oigo unos latidos que casaban perfectamente con el momento de horizontalidad en el que me encontraba. Problema: los latidos venían seguidos de un grito agudo y una melodía bailona. La hubiese pasado si no fuera porque me prometí escuchar la siguiente canción que saliese. Michael apareció en mis oídos y mi criterio no pudo descartarlo. “Smooth Criminal” o el criminal suavecito, me hizo volver a reflexionar detenidamente (en el estado de duermevela uno analiza las cosas de otra manera, las ideas fluyen rápido) sobre la fugacidad de la vida, la importancia de la muerte para el crecimiento de los mitos y el fenómeno fans de Michael(que no digo yo que no sea merecido, no quiero enemistarme con nadie) que tanto llegó a saturarme.

La cosa es que en el momento en el que Jackson dice aquello de: ‘Annie are you ok?’ para asombro y acojone del presente (osease yo), en vez de la tal Ana, el tipo, desde donde quiera que se encuentre, se dirige al que suscribe, haciéndome sentir protagonista de un especial mil programas de Cuarto Milenio.

¿Por qué fui el elegido por Michael y para qué querría conocer mi estado de ánimo?
‘¿Por qué te interesas por mi, tío?’ ‘¡Con la de seguidores que tienes! ¿Por qué te acercas al que no le importas?’ ‘Pero si hasta soy mayor de edad, ¡¿Qué quieres de mi?!’ (En la intimidad de la alcoba, uno no repara en qué es y qué no es políticamente correcto).

Rebobiné la canción y Annie volvió a ser el centro de sus preguntas, así que decidí no prestar atención a mis paranoias y echar toda la culpa a la pastilla de la alergia que me atonta y disminuye mi atención.
Esperé un rato hasta que caí dormido cual bebé, el rato justo para escuchar la tonada, mientras los dedos de mis pies se movían al son de la pegadiza canción, mi mente se reponía del susto y se borraban todo los miedos de mi cabeza.
No digo que tras la aparición (no se si estaba allí, como apunté, todo estaba oscuro) estemos más unidos y tampoco digo que me vaya a inscribir en el club de fans que tiene el tipo en mi ciudad, a lo más me rascaré las partes nobles cuando se me descoloque el calzón, como solía hacer el amigo, a modo de homenaje, ya sabéis.

Aprendí una lección de todo esto y es que la crítica fácil, la barata, esa que se nos cae de la boca con solo abrirla, puede ser dañina y no gusta a nadie. Por eso, queridos amigos, hay que aprender a respetar al prójimo, ya que sólo así, nos convertiremos en ciudadanos venerables y buenas personas.

Por cierto, ¡menuda mierda la canción de Eurovisión de esta año!, ¿no os parece? Ahí todos vestidos de payasos que parecían gilipollas y el único con pelo de bufón natural, me llevaba un trajecito…lo dicho, un saludo y a cuidarse.

3 comentarios:

Cristinita Pérez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Golfoooo dijo...

algo chiquitito uouououooo algo pequeñito uouououooo eso es lo q creo q te tomaste y yo tambien kiero lo mismo.
aunque tengo todavia pesadillas con doraemon y el potro de vallecas juntos creo q me superas
un besote

CaLíoPe dijo...

Oye, tú qué? dejaste de escribir? Me parece indignante y te debería dar verguenza...
Vuelve a retomar el hábito. Besines.