El mundo real es muy propenso a hacerte perder los estribos, sobre todo si tu posición social es la de un mero estudiante que pese a llevar tres años en las aulas universitarias, sigue siendo esa, la de un lastre, un polizón, o como también se llama en términos económicos, un “viajero sin billete”.
Ese soy yo, un viajero que dedica la mayor parte de su tiempo a pensar en proyectos imposibles y que, al ver a un triunfador que no perdió las esperanzar pese a que el futuro lo desalentara por completo, alza la mirada seguro de si mismo y sigue su camino de teorías ganadoras, con la ingenuidad (y por eso acabo perdiendo los estribos) de pensar que todo es posible.
Que fácil es soñar, de hecho sale gratis y creo que es por eso es por lo que me dedico a ello, ya que no tengo dinero ni para plasmar mis ideas en un mísero cuaderno de papel. Bueno, a lo mejor para eso me llega el presupuesto, pero prefiero empaparme en las relaciones humanas, destinando mi capital a actividades relacionadas con el sector servicios, más en concreto con la hostelería, es decir, cañas, cafés y copas.
Ahora es el turno de la reflexión y el estudio, por eso mis entradas en el blog son cada vez más escasas. No queda tiempo ya para soñar, y menos para escribir, pero como dice el refrán, “después de la tormenta siempre llega la calma”, y cuando acaben los exámenes volveré a dedicar mis momentos de ocio a crear historias que solo leeré yo y la gente a la que obligue a ello y pensaré de nuevo en teorías ganadoras y repletas de esperanza en las que, quien sabe, tal vez encuentre un camino alternativo a seguir, y así hacer realidad mi proyecto de “nunca doblar la espalda”jej.
Un saludo y hasta pronto.